Brisa del norte!

Una escapada fugaz al norte de la península nos hizo descubrir un hotel pequeñito pero con un personal muy atento y unas instalaciones muy agradables.
Todo fue por probar el tren-hotel! Queriendo cumplir la ilusión de dormir en él, buscamos cuántos y qué posibilidades de destino teníamos para escoger. De una larga lista de ciudades nacionales e internacionales decidimos no cruzar frontera y quedarnos en casa apostando, finalmente, por GIJÓN! Nos habían hablado muy bien del norte y nunca habíamos estado, así que no nos lo pensamos dos veces y allí que fuimos!

Tras atravesar parte de la península, a las 8:30h de la mañana el tren entraba en la estación principal de la ciudad.
Hacía un poco de frío; era Septiembre pero la brisa del cantábrico no dejaba a nadie indiferente! Suerte que íbamos preparados y aquella chaqueta que pusimos en la maleta "por si..." nos acabó salvando el fin de semana! ;)
Puesto pie en tierra y probado el airecito del norte, nos dirigimos hacia el hotel. Sabíamos que era temprano pero lo comprobamos cuando, camino a dejar el equipaje, encontramos un montón de botellas en el suelo, jóvenes regresando a casa, el servicio de limpieza barriendo y dando un agua a las calles y hasta una rata holgazana con pocas ganas de irse a dormir divagando por allí!! Menudo susto!! jajaja
En fin...superado este último y "diminuto" obstáculo llegamos al BLUE SANTA ROSA. Un hotel de tres estrellas que ya nos había llamado la atención por críticas y fotografías  (por eso estábamos allí) pero que nos acabó de convencer una vez dentro!
Es pequeño; creo recordar que tiene unas treinta y pocas habitaciones; y aunque todo es sencillo, es muy confortable!
Nosotros celebrábamos una ocasión especial, y antes de llegar, escribí un correo explicando la razón de alojarnos allí! Cuando llegamos a la habitación, a parte de quedarnos boquiabiertos con la buhardilla donde nos tocaría dormir, encontramos un pequeño detalle que con una nota adjunta que nos daba la bienvenida y felicitaba el acontecimiento que celebrábamos!
La habitación, como os iba contando, estaba en la última planta y, aunque no teníamos balcón, sí contábamos con un par de ventanales en el techo desde los que entraba mucha claridad por el día y, desde los que, por la noche, se podía divisar alguna que otra estrella!! :D Era sencilla y estaba decorada con un estilo sobrio, pero tenía todo lo que se puede necesitar: una cama confortable desde la que, sin duda, se puede DOMIR COMO EN CASA, televisión, aire acondicionado y un baño muy completo (amplio, con ducha, "amenities", secador de pelo, radiador, ...).
El servicio del hotel pero en concreto el de recepción fue muy amable y atento; no sólo por el trato recibido nada más llegar; quienes nos dieron indicaciones sobre lugares emblemáticos de la ciudad que debíamos visitar y nos recomendaron un par de sitios donde comer, sinó también por el detalle que tuvieron en la habitación! Yo creo, incluso, que la habitación donde nos alojamos nos la asignaron a drede! ;)
Si hay que poner alguna pega sólo se la pondría al desayuno que, a mi gusto, fue algo escaso!

PUNTUACIÓN: 8.5
PUNTOS FUERTES: La ubicación y el servicio/personal!
PUNTOS DÉBILES: El desayuno.